tag:blogger.com,1999:blog-157137492024-03-13T10:53:59.456-03:00micactusbretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.comBlogger32125tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-33524476976257189032010-03-15T14:53:00.002-03:002010-03-15T14:53:39.915-03:00reuniónCreo que tocamos bastante bien, no le pifiamos tanto como otras veces. Igual el público nunca se da cuenta. El sonido no era el mejor pero es normal cuando tocas en fiestas en casas. Ahora a relajar un rato. Nos vamos con los pibes al living. Pedro arrancó su monologo, hoy trata del vivir en un mundo sin dinero, las cosas se hacen porque se sienten o porque se necesitan, nadie está por encima del otro. Como le gusta escuchar su propia voz, es increíble. Me cuesta seguirle el hilo, no es por el alcohol ni por el bullicio ni por la música, es que tengo la mente en otra cosa, estoy buscando a la mina de amarillo que estaba en la primera fila. Trato de interesarme o por lo menos parecer interesado pero mis ojos se van hacia el resto de la casa, donde la gente está charlando, tomando, fumando, caminando, bailando, riendo, gritando, aplaudiendo, envuelta por una luz cálida pero que dificulta mi propósito. Por momentos creo verla de espaldas, pero no. Me digo que igual que importa, ella está con sus amigos, no voy a poder decirle nada, para que. Pienso el vino es rico (tinto), la música es divertida (wawanco), me estoy cagando de risa (mentira). Pedro afirma que el dinero es la anti-humanidad materializada y una peste que corrompe todo lo bueno que hay en el mundo. Igual la quiero ver, aunque no le diga nada, con un poco de suerte si la tengo cerca le conozco la voz y quien sabe el nombre. Que linda mina boludo. Creo que se pasó casi todo el recital mirándome a mí. ¿Quién mierda mira tanto al bajista? Nadie, nunca. Tenemos un guitarrista que canta y encima es fachero, el batero la rompe, parece un poseído. El bajista por poco parece que esquiva los focos de luz, pero ella me miraba, lo sentí. Ardilla cuenta por centésima vez su chiste sobre pilones de pasto. -¿Qué le dice un montículo de heno a otro montículo de heno?- , breve pausa. -Henos aquí reunidos-. Pedro y los otros se ríen, le gritan que es malísimo y se ríen con ganas y aplauden. Ahora Ardilla les va a largar todo su repertorio de tres chistes.<br />
<br />
Me paro y voy en busca del baño. Se donde queda pero en vez de ir directo hago un recorrido más largo, doy toda la vuelta por el salón principal y paso por delante de la puerta de la cocina. No la veo por ningún lado. En una de esas se fue. Voy al baño. Meo. Salgo del baño. Los chicos me hacen señas con el dedo gordo apuntando a sus bocas (el resto de los dedos cerrados) para que vaya a buscar más vino. Afuera hay una especie de barra improvisada, una mesa con botellas variadas y un barril con agua, hielo y cervezas. Cruzo el salón de nuevo. Algunas personas me saludan, me felicitan por nuestra música. Salgo al jardín y trato de hacerme un lugar hasta la barra, parece ser uno de los lugares más populares de la casa. Acá la temperatura está más agradable, en el salón hacía un poco de calor. Cuando llego a la mesa busco una botella de vino pero no hay más. Parece que no queda otra que mezclar con cerveza. Me imagino la resaca que voy a tener mañana. Voy hasta el barril y meto la mano en el agua helada, siento un calor que me recorre el cuerpo y se instala en mi cara.<br />
<br />
En el fondo del patio, bajo una lámpara que cuelga de una rama, sola, parada mirando el cielo, en su vestido amarillo. Largo la botella y me dirijo hacia ella sin pensar demasiado. Siento que mi corazón late muy rápido. Cuando llego a su lado me doy cuenta que no se que mierda hacer. Y que el rocío del pasto me mojo las alpargatas. –Hola- . Me mira y sonríe. –Hola-. Después de saludarme vuelve a mirar hacia donde estaba mirando antes de que la interrumpiera. Los árboles de la casa de al lado recortan figuras negras contra las nubes iluminadas por la luna. No se que carajo decir. Tiene muy lindo cuello. Decí algo boludo. Siento frío en los pies. La lámpara que está colgando de una rama arriba nuestro y a la derecha se mueve con el viento. Nuestras sombras también se mueven, se juntan y se separan. Dos sombras, una sombra, dos sombras, una sombra, dos sombras. A esta altura ya se debe haber dado cuenta que soy un tarado. Es morocha, su piel morena contra su vestido amarillo; no puedo explicar las ganas que tengo de morderla. Si no digo cualquier cosa ahora se va a ir. Se escucha que se rompe algo de vidrio y una mina grita. Ella mira hacia la casa y después me mira a mí. Tiene sus brazos colgando al lado del cuerpo, veo que se frota los dedos. Las nubes se fueron. El viento trae un olor como de tierra mojada. Bueno, es ahora o nunca, allá voy. - ¿Sabes que le dice un montículo de heno a otro montículo de heno?-bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-44848065878026348552007-07-26T15:54:00.000-03:002007-07-26T15:57:11.447-03:00Desdoblamiento pugilistaA Sánchez le gustaba desconcentrarse totalmente de la pelea en los momentos previos a subirse al ring. Necesitaba relajarse, pensar en cualquier otra cosa. Treparse al cuadrilátero como quien pasa de la cama al living, y recién ahí, una vez sonada la campana transformarse en una maquina demoledora. En el vestuario, mientras se envendaba las manos y ponía los guantes, le hacía leer en voz alta a un asistente artículos de revistas de diversos temas en los cuales Sánchez se zambullía fervorosamente escapando de la inminente disputa. Y la noche del título mundial no fue la excepción. Era una nota sobre los <em>déjà vu </em>y sus posibles explicaciones. Sánchez se interesó particularmente por una que afirmaba que los <em>déjà vu</em> sucedían cuando dos mundos paralelos y casi idénticos compartían un mismo espacio temporal y en ese instante se miraban a los ojos. De esta manera intercambiaban información y producían ese efecto de recuerdo lejano en las mentes humanas. A veces la cantidad de información intercambiada era tal que esta dejaba una huella visible en estos espacios-tiempos, y aunque sutil, imborrable, como cuando uno desdobla la punta de una hoja marcada en un libro.<br /><br />Camino del vestuario hacia el ring escuchaste el publico rugir mas que ninguna otra vez, pero de todas maneras no quisiste cortar tu desconcentración, tu concentración en lo otro, algunas veces fueron las ballenas francas o las pirámides de Egipto, esta vez los <em>déjà vu</em>. Subiste tranquilo y pasaste por entre las cuerdas, comenzabas a dejar venir el animal de a poquito, levantaste los puños y saludaste al público, en los aplausos sentiste que tenias a la mayoría del publico de tu lado, que la hecho de hacer la pelea en tierras neutrales había sido buena idea, en los Estados Unidos hubieras sido abucheado sin importar que tu rival sea negro. Los <em>déjà vu</em>, esa sensación de familiaridad y extrañeza, el animal tenía que esperar para saltar recién con el campanazo. Otra vez el rugido del público, viste subir a Jones golpeando el aire furiosamente con sus puños de rojo, lo mediste casi de reojo mientras estirabas los brazos hacia atrás y calentabas los músculos. El momento en que dos mundos paralelos se miran a los ojos, la bestia se sacude y se agazapa, expectante pero serena. Tu entrenador te llamó la atención, el árbitro los estaba convocando al centro del cuadrilátero para decirles esas cosas que ya saben, pero sobre todo para que se enfrenten los rivales, se observen detenidamente, la presa se encuentra con los ojos de la bestia y se echa a correr. Volviste para tu rincón y ahora lo único que había en el mundo era aquel negro de enfrente y una campana como una cadena que te agarraba del cogote pero que estaba a punto de ceder.<br /><br />Salí a embestirlo y devorarlo crudo como hago siempre, pero me encontré con la respuesta de un rival realmente digno de mi furia. Logré meter algunos guantazos que hubieran destrozado otros vagos que enfrente en el pasado pero también recibí un par de golpes como relámpagos de fuego de parte del negro. Sonó la primera campana y creo que ambos volvimos sorprendidos para nuestros rincones. Mi entrenador me recibió con gritos de aliento y solo pensé en volver con más fuerza. Los rugidos del público bajaban al ring como oleadas de viento caliente. Pegué y pegué como trenes pesados y certeros pero me encontré con una pared de acero y no podía dejar de pensar en sus guantes rojos como si fueran de fuego cada vez que me llegaban sobre el rostro. Los rounds fueron pasando y sentía como si la cabeza se me hubiera hinchado hasta duplicar su tamaño y se me había encendido en llamaradas naranjas. Jones sangraba de su parpado derecho y eso alentaba mi animal que ya estaba cansado. Los brazos me pesaban como si estuviéramos peleando bajo el agua. El negro me lanzó un puñetazo cruzado que supe esquivar, por un instante que debió ser ínfimo mi rival perdió el balance y quedo a cara descubierta. Nos miramos a los ojos y supimos que era su final. Volví a encarrilar el tren ahora pesado y lleno de pasajeros hacia su mandíbula y la embestí con todo el peso de mi cuerpo. Mi puño le hizo girar la cara hasta que su pera alcanzó su hombro y comenzó a caer como una bolsa de elefantes muertos. El público explotó con ráfagas blancas y de colores y mis oídos se llenaron de algo que venía desde muy lejos, como de otro tiempo. Miré al negro caer como si lo hubiera visto caer ya de aquella forma idéntica; con su brazo izquierdo hacia atrás y después del cuerpo, y su brazo derecho para adelante, su puño enguantado quedando atrapado entre su cuerpo pesado y la lona blanca. Su cabeza llegando al suelo de costado y hacía mi, su rostro ausente de persona como un muñeco. Si, ya lo había visto, ya lo había sentido, ¿pero donde? El arbitro me levantó el puño izquierdo y aquel pelado ya me lo había levantado de la misma forma hace muchos años en algún lado lo puedo jurar por dios. Mi entrenador entró corriendo como si viniera desde un álbum de fotos familiares y me cubrió la cabeza con la bandera argentina y un abrazo que claro ya me había abrazado. Por un instante quedé en la oscuridad de la bandera.<br /><br />Sentí que todo el peso de mi cuerpo estaba siendo sostenido por debajo. Los ojos me pesaban increíblemente pero de a poco los pude ir abriendo. Por un momento solo vi el blanco de los faroles pero poco a poco se fueron dibujando otras imágenes. La gente gritando y saltando. Saqué mi puño derecho de debajo de mi cuerpo y trate de acomodarme un poco, estaba muy dolorido, la mandíbula me estaba matando. Mi entrenador se acerco entre la gente para ver como me sentía, me preguntó si sabía que acababa de ocurrir, si sabía donde estaba, no le contesté. La gente que saltaba se veía tan grande desde abajo. Todo me llegaba lentamente y como desde otro lado, como si viniera desde abajo del agua, parecía familiar pero mojado o pegajoso. Una mole negra envuelta en la bandera estadounidense se doblo frente a mí y me dio la mano, creo que me felicitó, luego se desdobló sobre sus pies y alzó sus brazos para el público.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com17tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-50824438290103467742007-06-28T12:29:00.000-03:002007-06-28T12:33:48.115-03:00Haga de cuenta que esto no es suyoHorario de almuerzo en la oficina, López descansa sobre un banco en plaza san martín. Tiene los ojos cerrados, el sol le pega en la cara, se desanudó la corbata. Un hombre vestido íntegramente en seda violeta se acerca y se sienta a su lado. Lo observa de reojo y le dice con voz aguda – <em>Haga de cuenta que esto no es suyo </em>-, López abre los ojos, <em>-¿Como?</em> – El hombre de seda violeta le apoya un reloj dorado sobre la pierna derecha. – <em>Le digo que haga de cuenta que esto no es suyo</em> – López niega con la cabeza – <em>Pero si es que nunca he visto este reloj en mi vida</em> -. El hombre sonríe – <em>Muy bien, muy bien, ahora guárdeselo en el bolsillo interior de su saco</em> -. López se ríe y mira para todos lados - <em>¿Qué es esto una joda?</em> -. Ahora el hombre niega con la cabeza – <em>La primera parte ya la hiciste bien, ahora guardate el reloj en el bolsillo</em> -. López lo mira a los ojos y se da cuenta que el tipo habla en serio, piensa que talvez se escapo de un manicomio, algún manicomio para gente adinerada, por el pijama. Agarra el reloj cuidadosamente y lo guarda dentro del bolsillo que yace sobre su corazón. – <em>Ahora cierre los ojos y cuente hasta diez </em>-. López cierra los ojos y comienza a contar, cuando llega a cinco abre su ojo derecho y espía, ve que el hombre vestido de seda violeta se aleja. Pero luego se frena y dándose vuelta, vuelve sobre sus pasos y se sienta otra vez a su lado. El hombre comienza a hablar lentamente sobrepronunciando las palabras – <em>Esto le va a parecer un poco extraño, pero que me diría si le digo que usted tiene ahora un reloj de oro macizo dentro de su bolsillo superior izquierdo?</em> -. – <em>Le respondería que usted está completamente loco</em> -. - <em>¿Ah si?, fíjese nomás </em>-. López mete su mano derecha dentro de su bolsillo izquierdo y saca un chicle de menta y un boleto de tren. El hombre de seda violeta lo mira desencajado –<em> Pero no puede ser </em>-. López se hace el sorprendido – <em>Y sin embargo yo viajo siempre en colectivo, no tengo idea como ha logrado meterme esto aquí dentro </em>-. – <em>No pero realmente debería haber aparecido el reloj, esto nunca me había pasado, perdóneme estoy muy avergonzado</em>- . El hombre esconde su cara entre sus manos y parece llorar. López saca el reloj de su bolsillo y lo apoya sobre la pierna vestida de violeta de aquel hombre – <em>Haga de cuenta que esto no es suyo </em>-. El hombre de violeta ve el reloj y ambos se miran a los ojos. López se retira a su oficina.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-76991418974464409352007-06-27T12:16:00.000-03:002007-06-27T12:23:25.521-03:00NadaNos encontramos en la mitad de un invierno húmedo en la ciudad de Buenos Aires. Ciertas personas madrugan más que las otras, Pepe se encuentra abriendo su puesto de diarios y acomodando todo en su lugar. Todavía queda largo rato para que se asome el sol. Pepe tiembla, pero no es por el frió, hoy siente que le pica algo por dentro pero no sabe donde rascarse. Va y vuelve sobre sus pasos bajo la luz blanca que ilumina su puesto.<br /><em></em><br /><em>¿Por qué ser una cosa cuando puedo ser nada? Aflojar los barrotes de esta jaula que me nombra y me posiciona. Que bueno sería nadar en la nada más absoluta de la circunstancialidad. Mientras menos cosas sea más libre me he de sentir. Que me golpee solo el tiempo, con sus pesados tics y tacs, de los que nadie puede escapar.<br />No quiero ser ni argentino ni bostero ni peronista, todo esto ya me queda chico y me tira para abajo, como correr cuando uno lleva puesto ropa mojada.<br />Desde la cima de las montañas de la libertad gritaré mis sueños hacia los cuatro vientos, pues mañana no se que camino tomaré.<br />Desde hoy seré únicamente una persona, habitante de este mundo, lamentablemente atado al tiempo, al tiempo y nada más.</em><br /><br />Un cliente se acerca, lo reconoce, es Julián de acá a la vuelta. Pepe agarra y acomoda el diario Clarín y una revista para hombres que él suele comprarle.<br /><br /><strong>Julian</strong>: ¿Como estas Pepe?<br /><br /><strong>Pepe</strong>: Lamentablemente atado al tiempo, al tiempo y nada más.<br /><br /><strong>Julian</strong>: (Mirando hacia el cielo) Uh, si, se viene una tormeeenta. ¿Me anotas esto? Nos vemos, cuidate!<br /><br />Julian se aleja apurado. Pepe se sienta en su banquito dentro del puesto.<br /><br /><em>Talvez en la muerte dejemos de ser tiempo, talvez no, de todas maneras prefiero no averiguarlo todavía.</em><br /><em><br /></em>Sus ojos se apoyan sobre un pilón de revistas con muchachas que le hacen frente al invierno porteño con su piel como único abrigo.<br /></em><br /><em>Que buen ojete.</em>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-90860286279660854952007-05-23T13:20:00.000-03:002007-05-23T13:26:33.277-03:00Una de vaqueros<strong>Sam McKane ……………………….Emilio Disi<br />Pistol Pete ………………………….Fernando Travaglini<br />Patty Valentine (camarera)….Silvia Suller<br /><br /></strong><br /><strong>Tercer y último acto; en el que Sam saca a pasear su diente y lo pierde en la oscuridad y otras cosas mas.<br /></strong><br /><em>El viejo Sam esta sentado frente a una mesita de madera en una vieja y oscura taberna del oeste. Delante suyo tiene un vaso de güisqui. Está vistiendo todas esas cosas que visten los vaqueros, incluyendo las botas puntiagudas con espuelas y un gastado sombrero. Bebe.<br /></em><br /><em>El joven Pistol Pete ingresa a la taberna desconsolado y se sienta a la mesa con Sam.<br /></em><br /><strong>Pistol Pete:</strong> Hay muchas cosas que no logro entender McKane, pero una sobre todas me está fastidiando con la eficacia de los mosquitos.<br /><br /><em>Pete lo mira a Sam pero este bebe sin decir una palabra.</em><br /><br /><strong>Pistol Pete:</strong> Es sobre el valor que se da a las cosas y yo creo que poco tiene que ver con su valor verdadero, ¿Quién decide tales cosas? ¿Quién dice que el güisqui es más valioso que la leche?<br /><br /><em>Pete intenta agarrar el vaso de güisqui de Sam pero este lo niega con un gruñido amenazador.<br /></em><br /><strong>Pistol Pete:</strong> ¿Por qué el diamante es más caro que los vidrios coloridos que cuelgan en el almacén del pueblo? ¿Porque la gente se moviliza y dedica su miserable vida a estas cosas?<br />Pero por sobre todo, ¿porque mierda cambiaste tus treinta vacas, que era todo lo que tenias en este mugriento mundo, por una pequeñísima moneda de oro?<br /><br /><em>Sam McKane apoya su vaso ahora vacío y sonríe, sacando a relucir el único diente en su boca que brilla dorado como el sol.</em><br /><br /><em>Entra Patty Valentine con su rubia cabellera ondulada, su cintura de avispa y sus grandes pechos encorsados.</em><br /><br /><em>Sam cierra la boca.</em><br /><br /><em>Sale Patty Valentine.<br /></em><br /><em>Sam abre la boca y saca a relucir su diente dorado.</em><br /><br /><em>Entra Patty Valentine.</em><br /><br /><em>Sam cierra la boca.<br /><br />Sale Patty Valentine.<br /><br />Sam abre la boca aun más grande y deja escapar una risa seca como bostezo de momia. Su diente dorado encandila.<br /><br />Patty Valentine entra y camina voluptuosamente hasta la mesa donde están Sam y Pete.</em><br /><br /><strong>Patty Valentine:</strong> Oye Sam hoy estas mas precioso que nunca.<br /><br /><em>Patty le entrega un beso en el cachete al viejo.<br /></em><br /><strong>Patty Valentine:</strong> Toma querido te traje un poco mas de güisqui, este vaso lo invito yo, guapo.<br /><br /><em>Patty Valentine le sirve güisqui a Sam y se retira balanceando su cadera ante la aturdida mirada de Pistol Pete y la mueca de felicidad de Sam, que bebe su güisqui con orgullo.</em><br /><br /><strong>Pistol Pete:</strong> Está bien viejo, está bien. Nos vemos mas tarde, no te atragantes con tu precioso güisqui, sería una lástima.<br /><br /><em>Pistol Pete se levanta y sale por la puerta principal de la taberna. Sam termina su güisqui y se pone de pie, camina hacia la entrada.<br /><br />El escenario está sobre una gran rueda horizontal que gira en ciento ochenta grados de modo que ahora el público queda mirando la fachada de frente de la taberna y la calle de tierra seca, con un gran cardón a la derecha y dos caballos flacos a la izquierda.<br />Vemos salir a Sam (entrar al escenario) desde adentro de la taberna que ahora quedó detrás.<br /><br />Un águila con una serpiente colgándole del pico pasa volando por sobre su cabeza y va a pararse sobre el cardón. Sam la sigue con la mirada y gira su cuerpo hacia el cardón. Se miran mientras que la serpiente retuerce su ultimo retuerzo y muere.<br /><br />Pistol Pete aparece a un costado del escenario a espaldas de Sam.</em><br /><br /><strong>Pistol Pete:</strong> ¡Oye Sam!<br /><br /><em>Sam McKane se da vuelta y lo mira. Pistol Pete desenfunda su revolver y dispara a Sam en el pecho, que cae moribundo al piso.</em><br /><br /><em>El águila sobre el cardón deja caer la serpiente y desaparece volando.</em><br /><br /><em>Pistol Pete camina hasta donde esta tirado Sam y se agacha a su lado.Las luces del escenario se apagan. </em><br /><em></em><br /><em>Desciende una pantalla blanca donde se proyecta lo siguiente; Primerísimo Primer Plano de Sam muriendo, aparecen las manos de Pistol Pete que le abre la boca y la encuentra vacía de dientes y de oro. Se oye el grito del águila y Sam deja escapar su vida con un risa seca como el bostezo de una momia.</em><br /><br />Finbretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-69045243762161076562007-03-31T13:16:00.000-03:002007-03-31T13:23:29.953-03:00Muerte RojaEl teléfono sonó por sexta vez cuando Muerte Roja se levantó de la cama y atendió llevándose perezosamente el auricular al oído. La rimbombante voz de un adolescente intentaba venderle un seguro de vida. Muerte Roja gruñó y le colgó el teléfono cortantemente.<br />Ante la atónita mirada de sus compañeros de trabajo, Juan Pérez caía muerto sobre un charco de su propia sangre, desangrado por la oreja derecha, dentro de su cubículo, al fondo de un piso de oficinas en pleno micro centro.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-14854490654654568652007-02-14T01:26:00.000-03:002007-02-14T01:34:41.125-03:00El calor del CongoEsta noche el aire es como una plancha caliente que se te vuelca encima y te aplasta contra el suelo. Hace días que la lluvia está a la vuelta de la esquina pero no se anima a asomar su refrescante cabeza. El sudor ya es como una segunda piel y casi no recuerdo lo que era estar seco. Me acuesto de espaldas sobre la cama y siento como las sábanas se me adhieren al cuerpo. Por la ventana inútilmente abierta me llega el ruido de una ciudad despierta, demasiado viva para este calor.<br />Apago las luces y me dejo llevar, fácilmente cruzo el océano y el calor es el calor del Congo. El calor de la selva africana y ella. El calor del Congo y nosotros. Y el calor se tolera cómodamente porque es un calor justificado, un calor que vale la pena, lleno de mundos extraños y aventuras. Un calor empapado en descubrir y dar pasos hacia lo desconocido, y sin embargo con la seguridad de tenerla a mi lado.<br />Caminamos por un sendero angosto bajo un techo verde de árboles por donde se filtran verdes rayos del sol, y todo lo que nos rodea son plantas sobre plantas en una verdadera orgía vegetal. Vamos sin decirnos demasiado pero compartiendo bastante y todo nos sorprende. Constantemente se oye un sinfín de gritos de pájaros y monos, y también los vemos pasar. Cada vez mas fuerte se oye el palpitar de un tambor que debe ser nuestro guía local que nos llama desde el asentamiento. La tomo de la cintura y le comento que tengo hambre y mas vale que Diktu nos esté esperando con algo de comida. Ella dice algo de que le da miedo lo que nos puedan llegar a dar para comer. Reimos ante la idea de saborear algún mono o la posibilidad de que nosotros seamos la comida de la tribu.<br />Ya podemos ver que mas adelante en el camino hay un claro entre los árboles donde se divisan unas chozas y un tubo de humo gris que sube al cielo como un remolino. La abrazo mas fuerte contra mi cuerpo como queriendo guardarla dentro mío y le digo que podría viajar para siempre con su compañía, frenamos y nos besamos como se besaron los primeros dos humanos en la selva, y escucho como pasa el 168 con un silbido y el ronquido del motor que hace temblar mi ventana en Buenos Aires. Estoy pegado a mi cama en la oscuridad y ella parece haber quedado tan lejos del otro lado del océano entre simios, aventuras y todo ese verdor. Y este calor insoportable.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1160623726480848122006-10-12T00:27:00.000-03:002006-10-26T00:09:49.846-03:00La Contrarreforma De Tu HermanaUn martes cualquiera vas a ver, hasta las nubes van a arder. Un día tu hermana se va a levantar a la hora de la gota rebalsada y el suelo va a temblar en anticipación. Se va a calzar sus botas de cuero de búfalo asado y va a bajar hasta la plaza principal caminado con el peso de una decisión fulminante, pisoteando el asfalto hueco que palpitará como un tambor de lo mas lúgubre. Pum, Pum, Pum. En la plaza se reunirán todas las hermanas revolucionarias, un martes cualquiera, y se hará la repartición de tareas. Armas en mano embestirán contra el gobierno y la iglesia católica y las centrales de televisión y los zoológicos y las escuelas privadas y los centros comerciales y la iglesia católica de nuevo, porque nunca se puede estar demasiado seguro. Un martes cualquiera todas las hermanas del mundo beberán una botella matutina de güisqui y con pezones punzantes saldrán a matar. La sangre va a correr una vez mas río abajo y los salmones la llevarán chorreando por sus escamas río arriba también. Nadie que no tenga que sobrevivir lo hará. El día de las hermanas. Un martes cualquiera. Vas a ver.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1158813677702054152006-09-21T01:37:00.000-03:002006-09-22T22:56:02.703-03:00Ay Quiroga ###Nunca jamás uno debe admitir que anda con tiempo de sobra en las manos. Nunca. Jamás. El tiempo es mas valioso que el oro, cualquiera podría intentar usurparle este tiempo, de pura envidia. Ah si como no, ¿pensabas practicar un poco de aeromodelismo el domingo? Porque no me adelantas los documentos para la transferencia del martes, y ¡Zaz!, el tiempo tan minuciosamente cultivado se ha escapado como pedo de vieja.<br />Quiroga esto lo sabía a la perfección, así que llegado el viernes a la tarde en la oficina de asuntos exteriores del country club Fencer McGraw, ya estaba planeando como disfrutar de su tiempo y que nadie se lo pudiera robar. Trabajaría hasta el último segundo como una abeja.<br />Aprovecho este momento para abrir un paréntesis. Cuenta la leyenda que las abejas alguna vez fueron tigres que hicieron alarde sobre la vasta cantidad de tiempo que poseían para rascarse y lamerse las partes, a estos tigres se los cortó en miles de pedacitos y a cada pedacito se lo dotó de minuciosas alas y así y todo, cada pedacito fue condenado a trabajar infinitamente. Es por eso que los únicos tigres que aún sobreviven, laburan en los zoológicos o modelan para las cajas de zucaritas. Cierro paréntesis.<br />Como todos sabemos a las seis de la tarde se abren los portones al fin de semana. Con un silencio y un leve crujir de los huesos Quiroga se despediría de su jefe y caminaría cargado con la mayor cantidad de papeles posibles hasta el ascensor. Si por una cruel casualidad su jefe decidiera intrometerse en su recorrido y preguntarle sobre posibles planes venideros, Quiroga le diría que su madre venía planeando hace largo rato su funeral para este sábado y que el domingo debía hacer de réferi en una partida de bádminton en el mundial de Australia. Usted sabrá entender Señor, además mire la cantidad de papeles que llevo en la mano. Tiene razón Quiroga, esa es una admirable cantidad de papeles que lleva en la mano. Así es como se daría la situación.<br />Una vez en el pasillo evitaría si es posible el ascensor, y bajaría directamente por las escaleras, talvez alcanzaría con mover su cabeza violentamente de un lado para el otro ante la presencia de otros oficinistas. Afuera del edificio sacaría su celular del bolsillo y lo llevaría hasta diez centímetros de su rostro. Posición que mantendría durante las siete cuadras que debería caminar hasta su casa. Un celular es un aparatejo tecnológico que sirve como calculadora, apoya papeles, objeto contundente para defensa personal, jugar al tetris, mascota, agenda, computadora, televisor, radio, reproductor de música, de películas, de cáncer de lengua y de testículos. Pero sobre todo es genial para evitar toda comunicación con personas circundantes.<br />Llegado a su casa Quiroga cerraría todas las puertas, ventanas y persianas con llaves y candados, desconectaría los teléfonos, clausaría las tapas de los retretes, daría vuelta todas las fotos y cuadros, correría hasta su habitación, se encerraría en su armario, se arrodillaría en el suelo, cerraría sus ojos (uno siempre está aún mas escondido con los ojos cerrados), y últimamente sacaría su húmeda lengua al aire fresco, para poder de esta manera, saborear cada instante de su tiempo libre.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1156512345843027472006-08-25T10:24:00.000-03:002006-08-25T10:25:45.860-03:00Ay DoloresImagine usted la perplejidad de Quiroga al despertar con malestares estomacales. Imagine usted la perplejidad de alguien que nunca ha sentido tal cosa, y menos aún a esas horas de la mañana, ridículo. En un principio pensó que podría ser a causa de un pequeño rinoceronte creciendo dentro suyo. Pero pronto la idea fue descartada ya que los rinocerontes viven en el continente africano. Un rinoceronte pastando las plazas porteñas era una idea, por lo menos, descabellada.<br />Luego se le ocurrió que podrían haber sido los canapés de atún. Los canapés son unos pequeños alimentos secos y pastosos que se ingieren de pie en reuniones sociales de alta alcurnia, estos se cogen con los dedos y se mastican de a poco mientras se discute sobre política o mientras uno pantarruchéa sobre sus últimos éxitos laborales. Pero esta idea también fue arrojada al olvido secamente ya que Quiroga jamás había probado un canapé en su vida.<br />Mientras Quiroga se ponía de pie y descartaba sus piyamas con manos temblorosas, una tercera idea invadió su mente. ¿No podrían ser estos dolores frutos de su imaginación, como lo eran los mangos y los kiwis? Largo rato estuvo el mascullando esta última idea e incluso hasta después de haberse atado los cordones pero no consiguió refutarla. De todos modos decidió consultar un médico esa misma tarde, sin falta.<br />El Dr. Rodrigo, de apellido, supo casi de enseguida cual era el problema con Quiroga, era un caso que se estaba repitiendo seguido en gente de su generación. La generación del liquid paper. Dentro de su estomago, Quiroga estaba formando lo que los médicos están llamando; Un Sol, que es nada mas y nada menos que una pequeña bola de gases. El Dr. Rodrigo le recetó unas buenas flatulencias antes del desayuno y una buena dosis luego de pasear al perro. Eso iba a mantener las cosas bajo control. Quiroga le explicó que no tenía perro ya que vivía en un mono ambiente, pero el Doctor fue muy claro con esto, debía de cambiar al mono por un perro inmediatamente. Si es que quería sobrevivir claro.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1155074671082803432006-08-08T18:56:00.000-03:002006-08-08T19:04:31.096-03:00<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/1455/1165/1600/futbol%20iruya.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1455/1165/400/futbol%20iruya.jpg" border="0" /></a>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1148061429718915762006-05-19T14:50:00.000-03:002006-05-23T12:45:54.556-03:00RedondaEra una noche fresca sobre el lago Titikaka. El sol ya enterrado, terminada su guardia. La luna se había trepado al cielo lentamente como una gorda y pálida señora de la alta burguesía. Redonda. Sobre el agua oscura del lago reflejaba la luna un largo camino de marfil hasta la orilla.<br /><br />Carlitos vagaba por ahí. Tres cosas se oían y nada mas; las piedras bajo sus pies descalzos, el leve ir y venir del agua sobre la orilla y el ronquido desesperado de su propio estomago. Hace tres días que no probaba siquiera una miga de pan. Lo que daría en ese momento por un pan duro y verde de hongos. Pero nada. Hace un par de horas que había entrado en un estado semi-alucinatorio. La tierra olía a chocolate, las casitas de adobe parecían de flan y por poco le había tirado un mordiscazo a una niña que había cruzado su camino en bicicleta hacia un rato. Sin más fuerzas para continuar, Carlitos había caído sobre las piedras a la orilla del lago.<br /><br /><em>Titikaka ¿A quien se le ocurre? Apenas hay comida para los locales, este no es lugar para un vagabundo.</em> Lentamente se llevó una piedra a la boca. No sabía nada mal. No logró morderla ni tragarla. La escupió. Giró un poco hasta estar mirando hacia el lago. Ahí estaba la luna, gorda. Redonda.<br /><br />Juntó fuerzas y ayudándose con las manos se puso de pie. Tambaleando se acercó hasta el lago. Sintió el frío mojado del agua en los pies. Se arremangó la camisa hasta la altura de los codos. Concentrado se agachó y se aferró con fuerza al reflejo blanco de la luna. Con un poco de esfuerzo logro levantarla y separarla del agua misma. Echando su cuerpo levemente hacia atrás comenzó a tirar del reflejo como si fuese una soga gruesa, talvez un fideo gigante. Carlitos veía la luna comenzar a descender en la oscuridad y se le hacía agua la boca. Siguió tirando. La luna llegó al horizonte y se zambulló al agua como una albóndiga en su salsa. Siguió tirando. La luna se acercaba flotando e iba dejando dos surcos por detrás. Avanzaba pausadamente con cada tirón.<br /><br />Con sus últimas energías sacó la luna del agua, su reflejo enredado en un pilón sobre las piedras. Levantó la bola resplandeciente entre sus manos. Estaba tibia y tenía el tamaño de una pelota de fútbol. Se la llevó a la nariz e inhaló profundamente. Olía a pan caliente, queso fresco, carne asada, la sopa de la abuela, a chocolatada, a miel, a pimienta y también a mujer. Carlitos le dio un mordisco y después otro. Sentía como se deshacía en su boca y bajaba lentamente hasta su estomago. Como se iba hinchando de a poco con todos los sabores imaginables, un verdadero orgasmo gastronómico. Dando el último mordisco cayó de espaldas al suelo, una sonrisa dibujada en la cara. Pipón, pipón. Su panza se elevaba y le obstruía la vista del horizonte. Redonda. Sintió un movimiento extraño dentro suyo, algo que le subía hasta la boca. Con un fuerte eructo, más cercano al rugido de un león que al eructo humano, largo un polvo brillante volando por el aire. Llenando el cielo de estrellas.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1145154795390339642006-04-15T23:30:00.000-03:002006-04-16T01:50:50.693-03:00sobre la ruta 37Morgan “Pitbull” McFly conducía su Corvette descapotable naranja por la ruta 37 tajando el desierto de Arizona. El sol castigaba desde lo alto del cielo. A su lado, en el asiento del acompañante, dos revólveres cargados. Recostado sobre el asiento trasero un puerco de noventa y cinco quilos con un moño violeta alrededor del cuello.<br />- No te impacientes Frank, ya casi estamos- le dijo al puerco por el espejo retrovisor.<br />- Vamos a recuperarla en un santiamén ya veras-<br />Frank dejó escapar un pedo con aroma a zanahoria y bosta a la vinagreta.<br />- Ese es mi muchacho-<br />A lo lejos, casi sobre el horizonte y un poco a la derecha, una mancha oscura se agrandaba en la tierra árida.<br /><br />Detrás de una vieja capilla en el kilómetro doscientos cincuenta y seis de la ruta 37 estaba por casarse una joven pareja local. Sentados sobre sillas blancas de plástico había una veintena de familiares y amigos, entre todos los invitados sumaban una dentadura completa. La mujer daba el “sí” final y besaba a su nuevo marido entre los aplausos del público presente, cuando McFly interrumpía arremetiendo su automóvil a ciento veinte por hora contra los familiares que salían despedidos por el aire como palomas espantadas en la plaza. Morgan frenó su Corvette justo en frente de la pareja con una violenta coleada, agarró los revólveres y parándose sobre el asiento comenzó a disparar contra todo lo que se moviera. La esposa gritaba enloquecida con su blanco vestido teñido por la sangre de su ex-marido. El cura fue el último en caer, gimiendo detrás de una mesita donde se había escondido. McFly guardó sus armas y fue en busca de la jovenzuela, la cual cargó al hombro y tiró dentro del asiento del acompañante.<br />- Hasta luego soquetes- dirigió a los que ya eran y arrancó nuevamente hacia la ruta 37.<br />Frank masticaba un sombrero que había caído dentro del carro. Ella lloraba con furia mientras el viento jugaba con su cabello suelto.<br />- No te preocupes nena, ya pasó... aquel bastardo no te volverá a tocar-<br />Comenzó a llorar aún más fuerte.<br />- Está bien, está bien... no lo nombraremos mas-<br />McFly largó un escupitajo por el costado del carro.<br />- Ahora llegamos a casa, nos damos un buen baño caliente y nos relajamos un rato ¿no es cierto Frank?- dijo mirando por el espejo.<br />El porcino soltó el sombrero y gruñó dos veces.<br />- Ese es mi muchacho-<br />La señorita asomó la cara por detrás de sus pequeñas manos entre sollozos.<br />- ¿Que quieres de mi?- dijo ella.<br />- ¿Como que, que quiero de ti? Quiero que volvamos a ser como éramos antes, antes de el, antes de todo esto-<br />- Pe..pe..pe.. pero si nunca te he visto antes en mi vida-<br /><br />McFly giró su cabeza y la observó detenidamente por primera vez. Retornó su mirada sobre la ruta. Luego la volvió a mirar, esta vez de reojo. Pisó el freno y el carro se detuvo bruscamente sobre la ruta.<br />- Bájate-<br />Ella se paró temblando y comenzó a pasar por sobre el costado del carro cuando Morgan le propinó un fuerte empujón en el trasero que la mandó volando sobre unos arbustos. El Corvette aceleró aullando sus llantas contra el asfalto levantando una nube de tierra roja.<br />- ¿Por qué no dijiste nada Frank? Apuesto que te parece muy gracioso-<br />El puerco tragó el último pedazo del sombrero y dejó escapar un ruidoso pedo.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1135716260186899552005-12-27T17:38:00.000-03:002005-12-27T19:29:27.236-03:00Muerte Roja en San Francisco '68<div align="left">Muerte Roja caminaba entre las carpas coloridas. El sol se mostraba majestuoso sin ninguna nube en el cielo. Serenamente se dirigía hacia el centro de la enorme masa de gente que se había congregado para este concierto gratuito. Un grupo de hippies radicales lo habían contratado para eliminar un espía del gobierno supuestamente del departamento anti-narcóticos. Le habían dicho que una vez que lo encontrara lo reconocería inmediatamente. Muerte Roja se abría paso entre la multitud. El aroma a sudor y hierbas dulces pululaba en el aire. Cabellos y flores por todos lados, mucha piel al sol y pies descalzos. Alguien habría dejado las jaulas abiertas pensó el. Una rubia semidesnuda se le acerco gritándole algo y examinándolo con mirada soñadora. “Hey man wanna trip on some acid?” le pregunto extendiendo la palma de su mano con un papelito violeta. Muerte Roja la miró dos veces, una vez a los ojos, otra vez a sus pechos desnudos, agarró el ácido, se lo llevo a la boca y siguió de largo. Debía encontrar al infiltrado. Buscaba a alguien que desentonara con el resto del ambiente, tendría que mantenerse alerta. De pronto la gente empezó a gritar eufórica agitando sus collares y pulseras. The Grateful Dead había subido al escenario. El show estaba por comenzar, Jerry Garcia con la barba casi hasta el ombligo dijo algo ininteligible al micrófono y el público volvió a rugir. ¿Pero donde diablos estaba su objetivo?<br /></div><div align="left"><em> alan's psychedelic breakfast</em></div><div align="left"><em></em></div><div align="left">Avanzaba escrutando las caras de los salvajes. A la vez todos parecían observarlo a el. Reían y le hacían muecas al verlo pasar, malditos monos. ¿Sabrían que estaba haciendo el aquí? Las caras se estiraban sus ojos como huevos de pascuas la piel elástica pelos como techos de paja que se movían con el viento. Los locos bailaban ¿se habría descuidado y dejado llevar a una especie de macumba siniestra? El ambiente se ponía tenso. Muerte Roja se movía ahora con la mano en la cintura donde llevaba su cuchilla afilada. Una música hipnótica llegaba desde el escenario una base constante una guitarra aguda por encima por abajo por los costados rajante afilada como su navaja. Los animales habían estado jugando con el sol ahora verde después violeta húmedo humo caliente. Un pelado con cara de martini y aceitunas se movía en dirección contraria hacia el. Lentamente como levantando las piernas enterradas en un pantano, Muerte roja sacó su cuchillo, una prolongación de su ser desde sus uñas desde sus huesos. El metal brillando le pedía le decía le gritaba <em>married burried married burried</em>. El pelado ahora a su lado su cuchillo embistiendo enterrándose en el vientre blanco el sol rojo el cielo rojo sus manos rojas el filo rojo muerte roja. Los salvajes rugiendo y saltando a su alrededor Muerte Roja brincando de una lado a otro moviéndose con la música y asaltando los cuerpos que van cayendo y apilándose. Un verdadero festival, la sangre corre se deja beber empapa se filtra por la piel <em>oh the horror the horror</em>. La música se detiene pero otra de mas allá lo abraza y acompaña, su navaja baila como nunca como siempre arremete como un tren <em>this is the end</em>. Se va haciendo lugar como un tractor en las amazonas. Muerte Roja se mueve entre las carpas rajando teñindo telas flores de tinto de sangre de vida de muerte y ya no queda nada más que campo y libertad y correr hacia el sol que ahora esta mas rojo que nunca llamándolo desde el horizonte <em>my only friend, the end</em>.</div><div align="left"></div><div align="left"> </div><div align="left">las verdaderas aventuras de Muerte Roja estan en : <a href="http://ferinfierno.blogspot.com">QueNosLLeveElInfierno</a></div>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1131657579810330082005-11-10T17:29:00.000-03:002005-11-10T18:19:39.830-03:00Guiños Para Todos<strong>9 de Noviembre de 1994, 3:00 PM</strong><br /><strong></strong><br /><em>Plaza San Martín- </em>Fernandito Travaglini apura su triciclo rojo y se lanza barranca abajo a toda velocidad. El viento lo golpea de frente, le entra por las mangas de la remera y lo infla de alegría. La adrenalina recorre su cuerpo, cierra los ojos y se imagina surcando los aires como un águila de alas negras. Tres horas mas tarde despierta en una cama del hospital Perez Campano con una pierna rota, el hombro derecho fisurado y una paleta menos. No puede esperar hasta hacerlo otra vez.<br /><br /><em>Café Campani, Av. Corrientes 1358-</em> Maria Balompié levanta delicadamente su taza de capuccino con su pulgar y dedo índice y la lleva hasta sus labios. Aunque Maria está sentada en este café su mente está en otro lugar lejano y sus ojos lo demuestran. Recuerda una época en que fue moza y fue libre de verdad, recuerda tomar el ascensor a la mañana sin temor a que se caiga. Ahora siente un miedo arrasador cada vez que debe subir en uno. Lucha contra la idea de que todo tiempo pasado fue mejor y deja caer una lágrima sobre el mantel. <em>¿Que será del Capitán?</em> Una voz la despierta del ensueño y la trae devuelta a su silla. -Señorita ¿se siente bien?- pregunta un hombrecito de sombrero gris. El sabe quien es ella pero ante la indiferencia que encuentra en su mirada mantiene el secreto y su orgullo. Maria se retira y jamás se vuelven a ver.<br /><br /><em>Haedo, Av. Guzman 134 Piso 4B-</em> Mariano Moreno despertó hace una hora con una resaca insoportable. Vuelve del baño con un botiquín bajo el brazo y se tira en el sillón. El cuarto está casi a oscuras, una franjas de sol penetran por las rendijas de la persiana e invaden los muebles sucios con su silenciosa presencia.<br />Anoche lo habían echado de su banda, era un baterista fracasado, habían conseguido alguien mejor, lo sentían mucho, le dijeron. Después de que le dieran la noticia vació solitario una botella de gin barato tirado en la vereda del almacén. No recuerda como llegó a su casa.<br />Abrió el botiquín con una mano temblorosa, de adentro sacó un frasco y una jeringa cargada que apoyo a su lado. Suspiró con pesadez y tiró el bolsito al piso. Destapó el frasco con mayor facilidad de la que esperaba y sonrió ante la ironía, siempre había recurrido a ayuda ajena para abrir frascos. Miró a su alrededor en busca de un vaso de agua, una botella de whisky o cualquier cosa para tomar pero no encontró nada. Observó el frasco abierto y de un saque tragó cuantas pastillas pudo. Una cuantas. El resto las dejo a un lado y agarró la jeringa. Sin preparación alguna se clavó la aguja en la vena de su brazo izquierdo e inyectó el líquido en su cuerpo. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atras sobre el respaldo del sofá. Sintió que se hundía y levitaba a la misma vez. Sintió que se encojía y que crecía hasta llenar la habitación entera. Se sintió querido, empapado en gritos y aplausos. Abrió los ojos y vió una mancha de humedad en el techo. Luego ya no sintío nada.<br /><br /><strong>moraleja:</strong> <em>If you're down on your luck and life ain't worth a dime, find a girl with far away eyes.</em>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1130267778230448232005-10-25T16:10:00.000-03:002005-10-25T16:16:18.243-03:00Natasha ernesto y yoernesto ensayó una sonrisa, esta vez levemente torcida hacia la izquierda. ernesto se pasaba semanas enteras ensayando sonrisas por si algún día llegara la ocasión apropiada para usarlas. Natasha y yo mientras jugábamos a mirarnos a los ojos, el juego consistía en encontrar formas extrañas en las pupilas del otro y luego anotarlas en nuestro cuaderno de formas extrañas que encontramos en las pupilas del otro. Por el momento iba ganando yo con la silueta de un canguro en monopatín que sacaba la lengua.<br />Natasha tenía los ojos tan azules que daban ganas de zambullirse dentro de ellos. Una noche de verano, en la cual transpiraban hasta los mosquitos que nos rodeaban en busca de un trago de sangre fresca, no me aguante mas y mientras ernesto estaba distraído haciendo muecas enfrente del espejo la desperté a Natasha de un susto y después de dar una mortal en el aire me tiré de <em>bomba</em> en su ojo derecho para jamás volver.<br />Solo ahí es que me di cuenta que sus ojos no estaban hechos de mar sino de cielo. Dos eternidades y media pase volando sin rumbo. El vació azul de sus pupilas era infinito e interrumpido solo por la momentánea oscuridad de los parpadeos o las horas de sueño. Una vez pasó el canguro en monopatín, me escupió en la cara y se perdió en el firmamento. Maditos marsupiales maleducados se creen tan listos con sus transportes alternativos.<br />Finalmente un día Natasha quiso preparar una salsa portuguesa para acompañar los ravioles y mientras picaba la cebolla se largo a llorar. El cielo de su ojo se nubló y una tormenta me arrastró hacia afuera dentro de una lágrima espesa. Caí mojado pero aliviado sobre el piso de mármol de la cocina. Natasha me miró mientras secaba sus ojos y agregó un puñado más de ravioles en la cacerola. ernesto, habiendo escuchado el ruido, llegó corriendo y me dio una patada en las costillas para inmediatamente esbozar la sonrisa que tanto tiempo había practicado. Y que sonrisa demoníaca aquella.<br /><br />Las originales y muy superiores aventuras de Natasha, ernesto y yo se encuentran aquí:<br /><a href="http://seexactamenteloquehago.blogspot.com">Sabe Exactamente Lo Que Hace</a>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1128116444100855202005-09-30T18:37:00.000-03:002005-09-30T18:40:44.103-03:00El Hombre de BlancoOtro maldito bloqueo mental. No se me ocurre nada. Últimamente estoy con la sensación de ser incapaz de crear. Empiezo a sentir que me asfixian las paredes. Mejor salgo a dar una vuelta, tomar algo de aire y despejarme un poco. Busco mis zapatos debajo de la cama, me siento en ella y me los pongo. Agarro mi cuaderno y lapicera, bajo las escaleras y salgo a la calle. Deben de ser eso de las dos de la tarde, todavía no almorcé pero ya estoy acostumbrado a pasar hambre. No es que no me alcance la plata sino que me olvido de comer o directamente me da fiaca. Es primavera, el sol ahora no solo sale sino que además se anima a calentar. Bajo una cuadra, doblo a la derecha en la esquina y camino dos más. La plaza de la catedral es un lugar agradable para sentarse y dejar pasar el tiempo, observar a la gente sumergida en sus cosas. Imaginar de donde vienen, a donde van, con quienes se van a encontrar y porque lo hacen. Un buen lugar para crear cuentos y personajes. Me dirijo al centro de la plaza buscando algún banco libre para sentarme y mientras tanto me agarra la impresión de que estoy actuando siempre sin pensar, casi como si otra mente decidiera sobre mis acciones, o talvez como si todo lo que hago ya lo hubiese hecho antes en un mundo paralelo corrido apenas hacia el futuro, todo parece premeditado, pero no por mi. Encuentro un banco a la sombra de un árbol marchito, decido olvidarme de todo y concentrarme en lo que veo. Una pareja sentada al sol sobre el pasto que parece recién cortado. Deben de tener alrededor de veinte años, el tiene el pelo corto y oscuro mientras que ella lo tiene claro y largo hasta la cintura, esta usando un vestido floreado y el no para de acariciarle el rostro. Me detengo en la muchacha, sus ojos azules, nariz levemente empinada, labios rojizos y esponjosos como las frambuesas. Me hace acordar a una amiga que tuve y perdí en los años setentas. A pocos metros de la pareja se encuentra un joven barbudo y pelilargo vendiendo artesanías, las tiene expuestas sobre un mantel negro en el suelo. No da la impresión de que le importase mucho si vende algo o no, de hecho creo que esta durmiendo una siesta. Un poco mas hacia atrás y otro poco a la izquierda hay un hombre vestido entero de blanco sentado en un banco. Me mira fijo y parece estar escribiendo en un cuaderno. Nos miramos a los ojos y seguimos anotando. Cualquiera que nos viera diría que alguno de los dos es un mimo. Pone cara de estar concentrado y no desvía su mirada de la mía ni siquiera para ver lo que escribe. Siento como si estuviese hurgando dentro de mi cabeza. La situación ya se puso bastante incomoda pero elijo quedarme y ver que sucede con este hombre extraño. Aunque en el fondo creo que si me quisiera ir no podría. Advierto un cambio en su actitud, me sonríe y asiente con la cabeza pero no se detiene. Yo en cambio si, asaltado por un miedo que paraliza dejo caer la lapicera. Y de repente sin ningún aviso previo de mis espaldas brotan enormes alas plumadas rajando y destrozando mi camisa en mil pedazos. Ahora en total estado de shock lo busco al hombre de blanco que me sonríe y escribe. Las alas comienzan a moverse pero yo no las controlo, yo ya no controlo nada, si es que realmente alguna vez lo hice. Empiezo a volar y voy tomando altura de a poco, con los ojos clavados en los suyos. Abajo van quedando los árboles, la plaza, las parejas, los artesanos y aquel hombre. Aquel hombre que ahora se ve tan chiquito que se confunde con el banco también blanco. Y la verdad que llega corriendo y me pega como una trompada en el estomago, aquel extraño hombrecito de blanco que ahora desaparece en la distancia es nada mas y nada menos que mi creador, pues que solo soy un personaje de ficción, de esos que se inspiran una tarde de primavera en la plaza de la catedral.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com22tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1126288821928247462005-09-09T14:57:00.000-03:002005-09-09T18:54:03.773-03:00Un Guitarrista Blanco Con Un Blues Muy NegroI.<br />Jay Rawlins era un joven guitarrista blanco en la tierra de los grandes guitarristas negros. Estamos hablando de New Orleans, ahí donde baja el río Mississippi serpenteando al ritmo del blues y del jazz. Sus padres habían muerto en un trágico accidente en los pantanos donde fueron tragados vivos por los cocodrilos. Esto sucedió cuando tenia apenas seis años. Lo más increíble del asunto fue que lo adoptaron en la familia de esclavos negros que trabajaban en los campos de algodón de su vieja estancia, estancia que había pasado a ser propiedad del estado ya que el era el único familiar sobreviviente y no tenía edad suficiente para reclamar nada. Así que Jay pasó su infancia trabajando en sus campos de algodón y tocando la guitarra por las noches con el resto de los niños negros. Se dice que para tocar un buen blues uno debe realmente sentir esa tristeza en la sangre y... <em>perdóname slaves pero este ya me aburrió.</em><br /><em></em><br />II.<br />El polvo se acumula sobre los estantes cubiertos de libros y discos. En una mesita, un viejo tocadiscos. El cuarto se encuentra en semioscuridad iluminado solo por una antigua lámpara de piso que produce una leve luz anaranjada. En el medio, una cama, sobre ella una dama desnuda. Esta fumando, escupe humo como chimenea de fábrica. Por la ventana abierta asoma la noche. La brisa juega con las cortinas y sus sombras bailan contra la pared. La dama en estado de trance fuma y observa. De repente una ráfaga mas fuerte de lo común entra aullando por la ventana, las sombras enloquecen y el tocadiscos comienza a rodar. Aunque no tiene ningún disco puesto empieza a sonar un blues profundo y sensual. Las sombras se retuercen y danzan al compás. La mujer sigue como hipnotizada y respira cada vez mas hondo. El sonido de la guitarra slide se desliza de un lado a otro en la habitación y crea dibujos con el humo. La dama larga el cigarrillo y se pone a temblar suavemente mientras gime como una negra cantante de gospel. El blues llega a su etapa culmine y finaliza con un agudo solo de guitarra cargado de dolor. La mujer estalla en una mezcla de orgasmo y llanto desolado. Una sensación extremadamente agridulce. Así son los blues verdaderos. El tocadiscos se frena y la brisa desaparece. Ya es casi de día y el único sonido dentro de la habitación es el de ella que continua sollozando.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124816772429662112005-08-24T14:01:00.000-03:002005-08-25T01:56:16.510-03:00NoooooooooooEliminé mi blog por error y por completo... Ahora logré subir la mayoría de los viejos textos pero los comentarios de los lectores han sido perdidos para siempre. Les pido a mi amigos (que ya conocen mis cosas), o no, que comenten, por lo menos en el que mas les haya gustado.<br />adiosbretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124944466902418712005-08-23T01:32:00.000-03:002005-08-29T14:01:34.523-03:00il chincuechentoUn <a href="http://clubs.hemmings.com/clubsites/fiat500canada/img/500-d-solalg.jpg">Fiat 500 </a>blanco avanzaba esquivando autos. El autito estaba claramente en las últimas, lo único que parecía estar funcionando con regularidad era el acelerador. Adentro suyo viajaban tres hombres de negro. Vestían saco negro, pantalones negros, zapatos negros, corbata negra y camisa blanca. Mi amigo Mario y yo habíamos contratado al señor Lupo para que nos llevase a Pádova y nos introdujese dentro de un grupo que manejaba la lotería clandestina local. Verán, Mario y yo nos habíamos cansado de la vida estructurada que llevamos durante nuestra juventud y ahora buscábamos dinero rápido sin importar los medios ni consecuencias. Conocimos a Lupo a través de la novia prostituta de mi tío. Lupo era un pelado con cara de loco, no sabíamos mucho mas de el. Manejaba con decisión, mi amigo iba sentado en el asiento de acompañante y yo atrás. Estábamos ya saliendo de la ciudad cuando Lupo puso el guiño y empezó a girar a la izquierda pero Mario cogió el manubrio y de un volantazo enderezo el carro.<br />- Pádova queda del otro lado de la montaña- dijo tranquilamente.<br />Lupo asintió sin decir nada y comenzamos a subir. El autito se quejaba pero pronto llegamos a la cima. En los bordes de la ruta se podían ver algunos parches de nieve entre las rocas que se resistían en las alturas al calor del verano. Desde acá arriba podíamos ver el mar a nuestra derecha. El auto emprendió la bajada y en poco tiempo marchábamos otra vez por la ruta costera. Andábamos en silencio. Al rato Lupo dobló y nos adentramos en una playa. Bajó corriendo y se arrodilló en la arena. Mario y yo nos miramos perplejos y decidimos ir a ver que ocurría. Fui hasta su lado y me arrodillé junto a él, vi que rascaba la arena y juntaba piedritas en una mano. Lo hacía con extrema concentración. Cuando había juntado una mano completa me las pasó y dijo que las guardara. Un par de niños nos miraban y reían de nosotros. Volvimos al auto y regresamos a la ruta. Observe las piedritas en mi mano, me pareció que no tenían nada de especial y tuve que preguntar.<br />- ¿No te importaría decirme para que son la piedritas estas?-<br />Lupo volvió a asentir y respondió como si nada.<br />- Teníamos que despistar-<br />Mi amigo me miró preocupado y guardé las piedras en mi bolsillo. Seguimos andando. Estábamos pasando por una gasolinera cuando Lupo frenó, se bajó del auto y caminó decidido hacia un hombre de espaldas que hablaba en un teléfono público. Cuando estuvo a un par de metros se detuvo en sus pasos, dio la vuelta y volvió corriendo al auto. Nos pusimos en marcha y explicó.<br />- No era él-<br />- ¿No era quien?-<br />Pero Lupo no respondió y nosotros no indagamos, es mejor no hablar mucho con un hombre que actúa tan impulsivamente. Al rato pasábamos por una idéntica gasolinera y él volvió a actuar de la misma manera. Había otro hombre al teléfono. Lupo llegó a su lado, sacó un revolver y le disparó en la cabeza ante nuestra atónita mirada. Cuando volvía corriendo al auto dos hombres salieron de la cafetería y dispararon hacia nosotros, pero rápidamente escapamos sin que nos llegase una bala. Lupo reía a carcajadas y con increíble felicidad nos miro y dijo.<br />- Matamos a Gennaro Mancuso-<br />Casi me desmayo.<br />- ¡Gennaro Mancuso!- gritó Mario.<br />- Si, ¿no es grandioso? Ahora si que seremos gente importante-<br />Yo negaba con la cabeza, todavía no lo podía creer.<br />- No, esto no es grandioso, esto es terrible, esto nos dará un nombre... nosotros no queremos tener nombre... Gennaro Mancuso tenia un nombre maldita sea-<br />Los nombres son terribles insinuantes de drásticos finales pensaba yo mientras caían las primeras gotas de lluvia sobre el parabrisas.<br /><br /><strong><em>El relato tenía mas sentido cuando lo soñé </em></strong>bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124944254725843692005-08-17T01:30:00.000-03:002005-08-25T01:30:54.726-03:00InfluenciaX<br />La sombra del pistolero le pidió al sol un día de libertad para conocer el mundo antes de que llegase su anunciada e inminente muerte. El sol, que se sentía de buen humor comenzando el verano, aceptó. Y así ella partió a dar la vuelta a la tierra dejando al pistolero sin sombra de luna a luna.<br /><br />Y<br />Sabía que no me podía distraer ni un solo segundo porque sería el fin de mi recuerdo sobre lo sucedido. Era una cuestión de vida o muerte. En ese instante sonó la campana de la catedral con un estruendo que hizo volar por los aires mi memoria como lo hicieron las palomas, dejando atrás solo su blanca mierda.<br /><br />Z<br />El viento es constante, desde que llegué a este inhóspito lugar hace ya trescientos ochenta y tres dias, no ha cesado de soplar en ningún momento. Apenas arribé mis compañeros me decían que uno rápidamente se acostumbra pero a mi, personalmente, me sigue pareciendo insoportable. No tanto por su fuerza sino por su constancia. ¿No se cansa de soplar? ¿No se marea? ¿No se detiene siquiera cuando todos dormimos?<br />Hoy me fui hasta al lado del río. Me recosté sobre las rocas como una lagartija donde estaba resguardado del maldito viento. Mientras descansaba con los ojos cerrados escuchaba el ruido de las olas y me imaginaba que se estaban hablando entre ellas. Lo que no llegaba a imaginar era sobre que exactamente hablaban. Talvez eran extraños que se estaban conociendo, talvez discutían sobre los diseños que formaban las nubes en el cielo, o talvez hablaban sobre el viento, claro su opinión era un distinta a la mía, deben estarle agradecido por mantenerlas vivas. Así que me enojé y volví corriendo a la base.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124944186089566732005-08-07T01:29:00.000-03:002005-08-25T01:29:46.093-03:00El Increible Fracaso Del Torero Trompetista Y Como Zappa Me Enseñó A Poner Títulos RidículosEntramos al Red's Bar con actitud. Jimmy había ganado su pelea hoy por KO en el tercer round y me eligió a mi para que lo acompañase a festejar a un bar de jazz y bebop de esos que están tan a la moda. El ambiente era muy oscuro, la única luz parecía venir desde el escenario donde estaba tocando la banda de Charlie Barker. El humo danzaba por el aire y daba la impresión de neblina. La era dorada del tabaco. Las mesas se encontraban amontonadas contra el escenario o sobre las paredes, dejando un pequeño lugar en el medio para que las parejas bailaran, y eso estaban haciendo. Jimmy y yo nos fuimos a sentar en una de las mesitas que se había desocupado justo debajo del escenario. Jimmy era una persona muy agradable, hasta que bebía su tercera copa. La trompeta de Barker aullaba a pocos metros. Le pedimos dos vodkas al camarero. Los trajo casi enseguida meneando las caderas como una bailarina de cabaret. Desde ya, era muy afeminado. A Jimmy no le agradaba mucho pero si los tragos seguían llegando a esta velocidad no habría ningún problema. Charlie Barker era un trompetista de renombre pero esta noche no parecía estar haciendo de las suyas. De hecho apestaba. Jimmy estaba empezando a notarlo cada vez mas a medida que se bajaba los Vodka Doubles. De a poco comenzó a maldecir al pobre músico y yo hacía lo posible para tranquilizarlo. Llegaron y desaparecieron el quinto y cuarto vaso. Cuando lo volví a mirar a los ojos supe que no había vuelta atras. Le reconocí esa mirada, la mirada del toro que divisa la roja capa del torero, es solo cuestión de tiempo hasta que ocurra, pero la embestida, es inevitable.<br />Sus gritos se hacían cada vez mas fuertes y mas violentos. Charlie lo había notado e iniciaba a molestarse. Se lo veía con creciente incomodidad. Yo a esta altura me había puesto en lugar de espectador, expectante, sabiendo lo que estaría por suceder.<br />Y sucedió.<br />Jimmy se puso de pie y lanzando un vaso vacío sobre el escenario gritó "¡Si yo me metiese la maldita trompeta en el trasero y me largase un pedo sonaría mejor que tú! ¡Hijo de una gran puta!" El vaso se estrelló contra la cabeza del bajista dejándolo inmediatamente inconsciente sobre un charco de su propia sangre. Charlie largó su instrumento y tomando carrera saltó sobre Jimmy con una doble patada voladora en la cabeza. De veras que fue un golpe que hubiese matado a la mayoría de los mortales. Ambos cayeron al piso rompiendo la mesita y una silla. Jimmy perdió dos dientes. La gente se abrió y gritaba eufórica a favor de uno u otro de los bandos. Yo seguía sentado sobre mi silla que permanecía intacta de lado de la mesita destrozada. Barker se repuso primero y vino hacia mi, pero mi amigo lo sacudió de un golpe por detrás que lo hizo volar sobre otra mesa. Estaba fuera de combate. Ahora el baterista había bajado del escenario queriendo domar al toro. Avanzaba sobre Jimmy con un platillo en una mano y un palillo en la otra. Bastante ridículo. Yo me puse de pie tranquilamente, tome mi silla, la levanté sobre mi cabeza, di dos pasos en frente y se la partí en la espalda. Cayó vencido al suelo. Jimmy me sonrío una sangrienta y agujereada sonrisa y luego largó un alarido dirigido al pobre pianista que permanecía petrificado detrás de su instrumento. El toro saltó sobre el escenario a terminar su taréa mientras mis ojos se posaban sobre algo que me causaba bastante impresión. Mi vaso de vodka, intacto, sobre la mesita hecha trizas. Lo levanté y me lo bebí de un saque. Detrás mío escuchaba los golpes de Jimmy y los lamentos del pianista. Saqué de mi bolsillo dos cigarrillos, me los llevé a la boca y los encendí. Le dije a Jimmy que era mejor que nos retirásemos. Le di una larga pitada al mío, le pasé el suyo y nos pusimos a andar. El suelo ahora cubierto de pedazos de madera, vidrio, sangre, dientes y una derrotada banda de jazz. La gente nos aplaudía y el camarero lloraba desconsolado. Salimos del Red´s Bar con actitud.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124944129827238642005-08-02T01:28:00.000-03:002005-08-25T01:28:49.826-03:00la mar astaba sarana...dos hombres caminaron sobre la cubierta hasta la punta del barco. Se apoyaron con los codos sobre la baranda. En frente de ellos, detrás de ellos, todo alrededor, el mar antártico. Respiraban y echaban humo por la boca.<br />A: Todavía nos quedan unas quinientas millas hasta el puerto Rigby y de ahí cien mas para llegar al estrecho de Robert Nesta.<br />B: ¿Y las condiciones climáticas?<br />A: Se va a poner un poco mas movido el asunto, mucha niebla, viento, olas y del frío ni hablar.<br />B: ¿Y los icebergs?<br />A: Cada vez mas y de mayor tamaño.<br />B: Mierda, nos queda un camino largo y duro.<br />A: La vida es larga y dura.<br />Se quedaron en silencio. Solo se escuchaba al barco partiendo el mar por la mitad y el distante zumbido del motor.<br />B: Si la vida es larga y dura, la muerte será un agujero húmedo y acogedor.<br />A: ...<br />B: ...<br />A: Algo a lo cual aspirar.<br />B: Así me gusta creerlo.<br />Otro momento de silencio. Casi se los podía oír pensar.<br />A: Mirá el iceberg ese, tiene forma de conejo.<br />El señor B. achinó la mirada para inspeccionar el bloque de hielo.<br />B: Un conejo aplastado por un iceberg gigante.<br />A: ...<br />B: Son como soretes a la deriva. Enormes y congelados soretes a la deriva.<br />A: ...<br />B: Debe haber un gigante de hielo cagando por algún lado.<br />A: ...<br />B: Un día lo descubrirán.<br />El señor A. pegó la vuelta y se dirigió cubierta abajo. En el horizonte ya se podía divisar la oscura tormenta...bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124944072973417432005-07-28T01:27:00.000-03:002005-08-25T01:27:52.973-03:00soñadorMartín se estaba duchando mientras Maria daba vueltas por el baño gritándole desde el otro lado de la cortina. El vapor lo envolvía todo y se condensaba sobre el espejo, la ventana y hasta los azulejos verdes de las paredes. Ella estaba bastante alterada.<br />- ¡Siempre vas a ser el mismo inmaduro de mierda!<br />El escuchaba pero por el momento no atinaba a responder. Maria seguía.<br />-¡Hace dos meses que no podemos pagar el alquiler, apenas tenemos para comer y vos seguís insistiendo con tu bandita de fracasados! ¿¡Rocanrol!? ¿Porque no te buscas un laburo de verdad?<br />-Mirá nena, recién ahora estamos encontrando nuestro público, no es algo que se hace de la noche a la mañana. Además la semana que viene vamos a grabar un demo y ahí vas a ver que las cosas van a empezar a pintar mejor.<br />Ella se cansó de dar vueltas y se sentó sobre la tapa del water.<br />-Iluso- le dijo tomando aire.<br />-¿Porque siempre me tenés que tirar el ánimo a la mierda? ¿Además que esperabas, que me iba a hacer abogado como el pelotudo de tu hermano? No jodas vos sabías que nos esperaba cuando te viniste conmigo.<br />Maria se puso de pié para otro de sus arranques violentos.<br />-¡Andá a cagar forro! ¿No te das cuenta que sos solo un pobre soñador?<br />Martín se quedo callado un momento y luego replicó.<br />-Yo seré un soñador, pero vos sos nada mas que un sueño.<br /><br />Se detuvo a prestar atención pero no escuchó respuesta alguna de parte de Maria. Lentamente corrió la cortina y espió hacia el otro lado. Nada mas que vapor, se había esfumado. Martín prendió un poco mas el agua caliente y se puso a cantar. Soñé...que soñaste conmigo...bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15713749.post-1124943643280522572005-07-08T01:18:00.000-03:002005-08-25T01:20:43.283-03:00una vez en el caribeLa música caribeña flotaba en el aire y fluía por las callecitas empedradas. La luz de los faroles partía la noche cada diez o quince metros. El clima era tan húmedo que se podía besar. El olor a comida frita se escapaba por las ventanas de las casitas que daban a la calle, amontonadas una contra otra. Y ahí estaba yo, borrachísimo, tratando de encontrar el camino hacia el puerto. Avanzaba manteniéndome en pie con la ayuda de los faroles a los que me abrasaba violentamente, mientras el suelo bailaba un ritmo desconocido para mí. Me habían dicho que en el puerto de San Agustín se encontraba un hombre llamado Pepe Cuevas, que conocía La Verdad. Y yo me aferraba a esta idea como la posibilidad de darle un vuelco a mi vida, a mi muy deprimente vida (la cual dejamos para otro día). Bueno no me pregunten como pero finalmente llegué al puerto, o al menos eso parecía. Ahí estaba el bar de mala muerte que me habían indicado, “El Nicoya”. Adentro se estaba llevando a cabo una especie de fiesta apocalíptica, excepto en la barra del fondo, que es a donde fui a parar (sentar) junto a una muchacha que, en mi borrachera, parecía muy apetecible. Una vez instalado en la barra le pedí al cantinero dos cubas, uno para mi y otro para mi compañera. Ella sonrió agradecida y me preguntó.<br />-¿No eres de por aquí cierto?-<br />-No... en realidad vengo de mucho mas al sur.- Respondí como galán borracho.<br />- ¿Y pues a que vaina has venido entonces?-<br />- Esto te puede parecer raro, pero vengo en busca de La Verdad.-<br />De ahí nuestra conversación partió hacia otros temas y varios cubas más. La noche estaba llegando a su fin y yo, en un estado lamentable, seguía tomando. Me encontraba en el proceso de despedirme y explicarle a Josefina (se me había olvidado decirles su nombre) que ya era tarde y todavía me quedaban cosas por hacer, cuando se me arrimó al oído y suavemente susurró.<br />- La Verdad es Mentira.-<br />Sorprendido la mire a los ojos.<br />- ¿Pepe? -<br />- Pepa – me respondió sonriendo.<br />Me quede pensando unos segundos. >>La Verdad es Mentira...suena razonable<< Sacada esta conclusión hice fondo con mi trago le di un largo beso en la boca a Pepa y caí inconsciente al piso.bretonhttp://www.blogger.com/profile/05226581101842274998noreply@blogger.com0